Răzvan Burleanu, presidente de la Federación Rumana de Fútbol, dijo el viernes que se ha decidido un cambio de reglas para los entrenadores suspendidos.
Así, los entrenadores tendrán que permanecer durante los partidos con el delegado del partido, para no transmitir información a los jugadores a través de otras personas.
«Cuando tenemos un entrenador suspendido, queremos eliminar en la medida de lo posible la violación de la regla que no permite al entrenador comunicarse con los jugadores durante el partido.
Hemos visto bastantes situaciones que dañan la imagen de la competición en el constante intento de burlar las normas. La solución que han encontrado los colegas de la Escuela Federal de Entrenamiento es que el entrenador suspendido tome asiento junto al delegado de juego.» Burleanu dijo en la Casa del Fútbol, al término de la reunión del Comité Ejecutivo de la FRF, citado por Agerpres.
El funcionario de la FRF dijo que la violación de la nueva normativa supondría una multa de 50.000 lei.
«Si el delegado del partido tiene que bajar a la banda durante el partido, el entrenador se queda junto al observador del árbitro. La sanción por infringir estas disposiciones es de 50.000 lei. Mantener la prohibición de acceso a los vestuarios, al campo y al banquillo como hasta ahora», añadió Burleanu.
La FRF ha retomado este modelo, que lleva mucho tiempo funcionando en los campeonatos europeos.
«Es un modelo europeo que estamos adoptando. Lo vemos en todas las federaciones europeas. Si hasta ahora no ha habido grandes desviaciones a nivel europeo, espero que tampoco a nivel nacional. Siempre hay que adaptar la normativa porque siempre hay alguien que intenta encontrar un atajo y saltarse las normas». explicó el presidente de la FRF.
Hasta ahora, los entrenadores suspendidos han visto los partidos desde la grada, y ha habido casos en los que han dado instrucciones al banquillo técnico a través de teléfonos móviles utilizados por personas cercanas a ellos.