Muere Manolo Santana, el emprendedor y apasionado campeón que dio vida al tenis español

Ha fallecido en Marbella a los 83 años. Ganó cuatro títulos de Grand Slam y llevó a España a sus primeras finales de la Davis

Glosar la vida de Manolo Santana (Madrid 1938 – Marbella 2021) impone un ejercicio de abstracción con respecto a cuanto representa el tenis en la actualidad. Nada de lo que consiguió en una carrera inmensa puede ser objetivado con los parámetros de un juego hoy absolutamente profesional, carente de historias como la que protagonizó desde que emprendiera, de forma digamos azarosa, una estrecha e inextinguible relación con la raqueta. Hay en la extraordinaria aventura del hombre que este sábado, a los 83 años, nos ha dejado, un halo de romanticismo que arranca cuando siendo un chaval acudió a llevar el bocadillo a su hermano Braulio, recogepelotas en el Club de Tenis Velázquez de Madrid.

Como él mismo reconocía, quizás si el primogénito de la familia no hubiera olvidado la merienda en aquella tarde donde empezó a gestarse la historia del tenis español nunca habría tomado los hábitos de una pasión que mantuvo hasta sus últimos días, presente en los grandes torneos, siempre atento a la evolución de un deporte tan distinto a aquel en el que plasmó su magisterio con su Slazenger Challenge nº1. De madera, claro está.

Manolín, como se le conocía de chico, quedó impresionado por el escenario donde gente de posibles se afanaba en poner en práctica sus habilidades en una disputa pulcra, privada de contacto. Fue eso, la falta de choque, la posibilidad de vencer sin el imperativo de los condicionamientos físicos, lo primero que le atrajo del tenis. Se debió, quizás, a que era un muchacho frágil, mal alimentado, tendente con el tiempo a una irregular alineación en la columna vertebral. Ahí empezó a vislumbrar la oportunidad de desarrollar una serie de capacidades que no estarían necesariamente mediatizadas por la impronta atlética.

No obstante, las circunstancias personales en nada sugerían el brillante horizonte que construyó a base de obstinación y talento. Nacido en Madrid el 5 de mayo de 1938, en mitad de la Guerra Civil, creció en una familia pobre, con su padre, también llamado Braulio, un oficial de primera, electricista de la Empresa Municipal de Transportes, encarcelado por luchar en el frente republicano. Su madre, Mercedes, a duras penas podía sacar adelante a sus cuatro hijos, en la precariedad de una España sumida en el subdesarrollo.